Control aves urbanas: Se hace necesario por su comportamiento y actuación como plaga, constituyen una amenaza para la salud pública y para la conservación del patrimonio histórico y artístico.
Las más frecuentes son: palomas, tórtolas, gaviotas, estorninos, cigüeñas, córvidos y gorriones, aunque por supuesto existen otras especies emergentes que han llegado ocasionalmente a nuestras ciudades y se han adaptado perfectamente al no tener depredadores naturales, lo que les permite desarrollarse en gran número, como por ejemplo, las cotorras argentinas.
Las aves pueden incidir sobre los monumentos en multitud de aspectos causando alteraciones de todo tipo: Estéticas por la suciedad, construcción de nidos de diversa morfología, etc. Físicas o mecánicas por picoteo y/o roturas por el propio peso de los nidos. Químicas por los efectos que producen sus excrementos. Biológicas porque contribuyen, con la materia orgánica que depositan, al desarrollo de una importante flora microbiana heterótrofa (bacterias y hongos principalmente).
Las soluciones ante esta problemática, pasan por establecer un protocolo que permita utilizar una combinación de métodos que se resumen en:
– Barreras físicas y métodos para ahuyentar las aves:
• Descargas eléctricas.
• Cables de acero.
• Redes protectoras sobre áreas del monumento.
• Superficies desestabilizadoras. Pinchos.
• Geles fríos.
• Móviles metálicos.
• Señales acústicas.
– Métodos de captura y eliminación:
• Redes.
• Cebos con narcóticos.
• Traslado y eliminación de nidos y huevos.